…tengo insomnio
a la vida,
nunca me pesaron
los párpados.
Y ahora sucede…
que perenne
una lágrima,
al borde del alma
la tiembla,
por sus esquinas
mi espíritu
balancea,
del extremo de mis ojos
en saludo pétreo,
su caída titubea.
Mi oxígeno
se enmohece,
de pesar
mi pecho veste.
Y es que…
de soslayo
se volteó mi mirada,
descubrió un tiempo
que tan siquiera
un bebé,
y sin falta
de mirar más lejos…
contempló
que otro mundo,
mundo que tan niño,
niño,
que muerto.
A la vista
del nuevo frente,
quisieron los párpados
su cierre inminente.
Ya apuntalé
de hierro,
sin que ose carcajada,
una sonrisa tintineante.
Ya mis ojos
fanal,
donde resguardar
la lágrima queda,
que no, arda,
no me arrase destructor
el caudal que la
sucede.
Naufragio
de todo mi ser,
vida
lo que me protegen.
Otro mundo. -JOff
