Pasean las nuevas
el escenario,
ladinos eslabones
reptan tras las bambalinas,
en sigilo las serpientes,
sin siseo las
agujas tejedoras.
Telones
ocultando argollas,
caos el atrezzo.
En la calle el humo viste
tormentas,
mientras…
lenta, mas certera,
amenazante se desnuda
restando el tupido
de la noche,
la oscuridad más negra.
Ya muerden perros de acero,
a la voz
de que duelan.
Ya de color escarlata,
Torá y Corán
tintan su tierra.
Silbidos ensayan
las ratas,
en la cima de su ladera.
Wall Street en su crack
como baladí a la historia,
frotan sus manos
ante un vil sin metal
que uno solo,
y para sí
se crean,
ínterin…
roen carteras,
muerden cimientos
engarzan cadenas,
tras su ruido fabricado,
entre polvo envenenado,
ensordecen y ciegan.
Ya las nuevas…
el escenario pasean,
y yo intento evitar
el abrazo voluntario,
a la «BlackBerry»,
que a mis tobillos
pretendan.
Y a voz en grito…
NO!
y a pura voz…
espiritu alma y cuerpo,
que por LIBERTAD
pelean.
*Mundi scaenam.-JOff
*El nombre de BlackBerry tiene su origen en que en los tiempos de la esclavitud en Estados Unidos, a los recién llegados a las plantaciones se les ataba una bola negra de hierro muy irregular y cacariza.
No era una bola perfecta, con una cadena y un grillete al pie para que no escaparan corriendo de los campos de algodón.
Los amos, para usar un eufemismo, palabra políticamente más correcta y que suena más bonito, le llamaban «BlackBerry» (Cerezos negros), porque se asemejaba a dicha fruta.
Ese era el símbolo antiguo de la esclavitud que decía que estaría forzado a dejar su vida hasta perecer sin poder escapar en esos campos de cultivo.
