Renacedme entre olvidadas
flores blancas,
que me anuncie el Albatros.
Dadme el pan de los pobres,
el agua de los arroyos,
el sueño de los niños.
Devolvedme el tiempo de los
audaces,
y no lo escribais sobre las
rocas.
Déjadme descalza, desnuda,
en los intrépidos pies,
en los ojos,
de una luna nueva.
Apartadme de este viento
que lujuria y enrarece el
aire,
alejadme de este oxígeno
embrutecido por los
hombres.
Déjadme respirar la tierra
de los orígenes,
donde todos los vientos
soplen por mi y sólo por mi,
aún en mil direcciones.
Donde estos no se pierdan en
batallas,
sacudiendo,
de uno contra uno,
para alzar una sola promesa.
Las quiero todas,
y la voluntad a la
posibilidad,
y el esfuerzo al hecho.
Porque hay quienes no me
renuncian,
porque yo…
sólo vosotros.
Desde mis oscuros ropajes
solo pedir que vengáis a por
mi,
y gritar a aquellos que tiran
de mis roídos arapos hacia
tantos y distintos vientos…
que yo solo pretendo ser lo
que soy,
mi pueblo.
Venid a por mi, redimidme,
devolvedme a las Hespérides
de luz.
*…lo que mi tierra, a mis oídos.-JOff
“Escuchando la Tierra»
José Venturelli, 1984
litografía