Ojalá tus pasos
siquiera a la altura,
de quienes hace tanto
se dieran por ti.
Pasos lentos,
algunos asistidos porque de otoño ya calzan sus pies.
Te quieren, te lloran y maldicen,
como ya hicieran, hacen,
los que vendes, encierras,
los que desapareces y pierdes,
como ya hicieras.
Te quieren, te maldicen,
se te llora,
como te lloraron
los que nombraste,
débiles, sensibles,
deshechos de tu sangre.
Aquellos,
los que enviaste a morir,
con orden, sin ella,
a la muerte!!.
Se te llora bajo
las voces ciegas.
Voz desde tantos,
distintos altavoces,
megáfonos que jalean,
profanan, humillan,
ensalzan, te vítorean.
Te quieren, te pelean.
Se proclaman hijos,
únicos y legítimos.
Cada grito promete tu salvación,
mas tu sigues vendiendo a tu pueblo,
bajo la tutela de cualquiera.
Titiritero, contra titiritero,
entre ellos la amenaza
bajo el signo de tu nombre,
«Cuidate de los idus de marzo».
Y tu, luciendo de laureles ya marchitos, sonries,
hacia adentro,
sintiéndote madrasta
y nunca madre.
Musitas con voz socarrona,
«Los idus ya llegaron».
Mientras, tu corazón profanado, desgastado en el dolor,
en el amor de madre verdadera…
susurra a tus oídos
lo que ya supieras,
«están, pero no acabaron».
Crueldad, dolor, sangre,
será, como ya fuera.
Te lloran, maldicen, jalean,
pero, te aman.
De nuevo doblarán campanas,
y no serán para ti,
si no, por ti.
Como siempre fuera.
España. -JOff
//Representación de los idus de Marzo- Muerte del César.//