… no pudo pronunciar su adiós,
la despedida quedo náufraga.
Un torrente en cascada disolvió
la última mirada.
Ella giró sobre sus pies
y abrio la puerta,
la siguieron, sombras, humedades,
y tristezas, la empujaron y salieron corriendo por encima de ella.
Atravesaba ya el último vuelo del vestido, el dintel de la puerta, cuando una fuerza extraña comenzó a tirar de ella,
no volvió la cabeza,
luchó, se alió con la fuerza prestada,
aquella, la que le pidió que se fuera.
Logró zafarse y cruzar el marco.
Hasta allí sus pasos, ahí se detuvo.
Noche y día sentada en el escalón que conduce a esa puerta…
reza, reza, reza.
Su oración, suplica,
intercambio de perdones,
otorga uno, y solicita otro para ella.
Nada se va ni nada le regresa.
Ella, inamovible, a la espera
de lo que ya nada espera.
Vacío, llama ahora,
en confianza a su vida,
bien sabe de sobra…
que su nombre es dolor.

Ella //part. 915 .-JOff