… y… ahora,
dónde abandona la noche los sueños ?
dónde van ahora a jugar los juegos?
dónde se esconden las risas?
dónde se exhiben las flores?
dónde irá a parar el tiempo
con su dorsal segundero?
Las noches caminan regias su oscuridad,
del brazo del silencio pasean estancias,
acarician el dormitorio
y serias cubren la cama.
La mañana de la almohada,
una sola hondura en un extremo,
tal cual se acostó,
se despereza la sábana,
tersa y lozana.
No la agitó su noche,
no cuelga provocando al colchón,
ni por el suelo su día arrastra.
Ya no golpea contra la ventana
ninguna carcajada,
los cristales ya no se inmutan temblorosos,
no gritan ningún eco,
ni en su voz aguda,
ni en la más templada.
Bosteza una mesilla
le hace burla la otra,
sacándole un vacío cajón.
Desata sus puertas el armario,
mostrando su triste interior.
Se balancea una percha,
la secunda otra, y otras dos,
una hilera de perchas
tocando a trino,
en una esquina cuelgan,
apáticos e indiferentes,
una ajada camisa
y un pantalón de lino.
La boca del búcaro,
ya no se pinta los labios,
ya no hay quien lo vista,
quien realce su cuello,
quien le forme una cabeza,
con campanulas y lirios.
La anciana cómoda orgullosa,
en su pecho la única flor,
resquebrajado tatuaje
de deslucido color,
su aroma a naftalina,
su perfume, alcanfor.
Los sueños se durmieron
en la caja de un reloj,
perdió este sus agujas,
que prestas van bordando «Meta»,
en el cartel de la vida,
mientras el tiempo…
corre su maratón.
De soledades y tiempo.- JOff