Aun cuando ni ha salido,
ella entra.
Saca el cuerpo por la mirilla,
sus ojos, bajando las escaleras.
La puerta cierra entreabierta,
sus tacones traquetea,
descalza por las aceras.
Se baña bajo la lluvia,
mientras llena su bañera.
Ríen sus lágrimas,
llora a carcajada.
De arcoíris sus lutos,
le arremolina la falda
el réquiem de su pisada.
Tiende sus brazos,
abrazan sus manos,
protege, acoge y ama.
Canta cuando habla,
grita lo que calla.
Ella asciende,
aun cuando la marea baja.
Se extiende y alcanza,
siente a veces, que poco,
otras, que casi nada.
Ante los espejos se extraña,
se reconoce,
al reflejo del agua clara.
Sufre al mundo,
del que dice no se adapta.
Adaptando la vida,
a la fe y esperanza.
Ella es, ella está,
vive, viva, viviendo vida,
y a su latir, el corazón acompasa.
*Ella, cuando se deja ser.- JOff