Hay un enemigo…
te persigue,
persiste en asaltarte
a cada paso que siente
frágil.
Aprieta tu cuello,
por cada trago de saliva
que miedo traga.
Te empuja
en cada temblor del cuerpo.
Te prende, sujeta y ata,
pretendiendo huirte
en la despavorida carrera.
Si lo sientes a tu lado,
no le estreches la mano,
pero deja que te siga.
Te pertenece aunque no lo necesitas,
te acosa.
Deja que hable,
pero contradice sus palabras.
Viene a destruirte,
pero te mantiene alerta.
Recházalo, no hay peor enemigo.
Lo vences,
si utilizas contra el su propia fuerza,
… la tuya.
*El enemigo que te habita.- Juliet Offenbach