…y llega el día,
en el que las manos se unen a la piel,
en el que la voz se une al eco,
la palabra, al te quiero,
resonando al aire el verbo,
el viento se une al deseo.
El cuerpo, contra cuerpo,
el deseo a la miel.
El latido al gemir…
el gemido, rayo.
Y cada día, tu más,
yo, y mi más de mi.
Somos un Tuyyo.
Un nosotros de dos,
en un solo nosotros.
Y llega el día, y, se aposenta.
Y dejamos de ser nosotros,
para ser en lo nuestro.
Lo nuestro que invade,
lo nuestro inadvertido,
lo que reposa y huye,
lo que se posa, y fermenta.
Nosotros en nuestro poso,
y nuestro misterio…
de oro y diamante,
posos de cafés rosa,
de peros y quizás,
confirmación y sentencia.
Donde hay noches
que no despiertan al día,
días escondidos bajo la piel,
que caminan de puntillas,
sorprendiendo, otra noche venidera.
Nosotros, en nuestros ojos de sal,
nuestra mirada, azul o negra.
La vista curtida, en el dintel
de nuestro amor amar.
De nuestro latir, en el alféizar,
ilusión y deseo rezan,
«Llegó un día, y se quedó la vida entera».
*Lo nuestro.-Juliet Offenbach.
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