Se abre…
la fisura alcanza una grieta,
y esta…
tajo a filamento de hielo,
que resquebraja un mundo.
Las estrellas nunca lo iluminaron
todo,
y el sol siempre salió omitiendo parte de sus rayos.
Consciente de lo insignificante…
de su levedad,
el ser, escucha cercanos
los repiques de campana.
Huele la humedad de la tierra.
Sobre el pecho…
ese peso que entumece
y sepulta.
Insoportable calígine,
ya ni ven los ojos para ver,
ni se presta el cuerpo voluntario.
La noche como la pez,
fría, negra, adherida,
oscurece desde el alba al día.
En su propia penumbra…
insondable abismo,
que ni el miedo cubre.
Agujeros negros – JOff