Azul el vaivén tranquilo
aún en sus tormentas
más crueles, las que
elevaran incontables
alas desplegadas, agitadas,
revueltas e encolerilizadas,
que tornaban a su recogimiento,
para volver a extenderse
devorando todo lo que firmemente,
en su convicción cree que le pertenece.
Desde colosales navíos,
hasta el más minúsculo cascarón,
hombres de mar y toda criatura que lo venere.
Aun, su azul en los ojos que lo contemplan.
Mas el llora en la verdad de los nuevos colores que lo tiñen,
Llueve sus lagrimas
sobre el rojo de las profundidades,
negra es su capa desde que se hizo sobre él, la noche perenne.
No. El sabe de la traición de sus aguas,
conoce de su insaciable hambre
cuando hay tormenta,
mas su pecado nunca fue la gula.
De sobras se reconoce como
ladrón, y arrebatador de Almas,
en ocasiones… su ira, en otras su juego,
pues en su inmensidad, desconoce su fuerza,
es como un gigante jugando con muñecas…
Pero… no, el nunca quiso mecer en sus aguas
la angustia de aquellos que jamás le retaron,
su hambre o ira, no eran para ellos,
el sacude y traga, en su naturaleza,
pero sus alas encolerizadas,
no pretendieron esos náufragos.
Por primera vez se llora y se siente mojado,
por vez primera desearía convertirse
todo él en barco,
mecer en suave mimo,
atracar en Tierra Esperanza
y depositar en la arena vida,
asida por sus propias manos.
Despliega sus alas y el oleaje
remueve el cementerio de agua,
flota la madera de deriva,
tatuada de agua, sangre y viento,
en sus vetas una nueva canción de mar,
un quejido que se quiebra,
deriva hacia las orillas.
Se duele el mar,
de que aun con tanta,
se haga insuficiente.
Son ya tantas, las cruces…
Mi Mediterráneo en llanto.- JOff
[DEP a todos aquellos que buscando la vida, la pierden en sus aguas.//Refugiados.]