Quiero… quiero…
hoy quiero dar vueltas y vueltas,
girar por toda la estancia,
como Sabina desnuda,
bajo mi camisa blanca,
mi bombín de noble felpa,
y mi bastón por compañero.
Girar… y… girar…
mientras se escandalizan los espejos,
para luego reírse,
evidenciando defectos,
pero hoy, yo reiré con ellos.
Ni las piernas de Ginger Rogers,
interminables de tallo alto,
como las que usan algunas flores,
ni de Isadora Duncan, la grácil figura,
tan solo mis piernas, de alabastro, desnudas.
La edad me advierte,
no habrá ridículo, ni más complejo,
mis pies danzando, todo un festejo.
Hoy quiero girar… y… girar,
esperando a mi deseo.
Se serenan los espejos,
me complacen en la espera,
desde cualquier punto me miran,
mientras me siento sobre la silla,
Berlín, de cerezo.
Y tú, haces tu aparición,
cierras la puerta de un golpe,
equilibras como siempre,
el vaivén del jarrón.
Los ojos entornados, tu gesto interrogación.
Me levanto, te rodeo, giro a tu alrededor,
deslizo la camisa por mis hombros,
me cubro con mi sombrero hongo,
y lo hago objeto, de tu deseo pronto.
Desnudo la vergüenza roja,
te la ofrezco con la boca,
la masticamos a besos,
la tragamos gota a gota.
Mi bombín mil piruetas
golpeando los espejos.
Sabina, Ginger e Isadora,
girando como una sola.
Mi bastón como batuta,
primer acto de apertura,
sobre la alfombra,
La prima Donna e il suo cavaliere…
Quien dijo nada?,
allá cada uno, con lo que piense.
*Sueño febril.- Juliet Offenbach